¿La reputación social interfieren en los comportamientos honestos y prosociales?
La gente trabaja duro para cultivar una reputación positiva, pues desea que su nombre genere respeto. Las personas quieren que los demás las vean por el lado «bueno», teniendo en cuenta la división «bueno/malo». Según un estudio realizado por la Universidad El Bosque estos esfuerzos son más importantes que una ardua vigilancia para comportamientos honestos y prosociales.
Los estudios experimentales realizados por estos dos investigadores sobre el efecto de la vigilancia externa, encontraron que la evidencia de tal efecto es inconsistente: algunos estudios reportan que el hecho de que las personas estén siendo vigiladas por un tercero se asocia a mayores tasas de comportamiento prosocial y honestidad, mientras otros estudios no logran replicar ese resultado. Igualmente, se percataron de que tal efecto desaparece cuando es controlado por variables de personalidad o, de una manera más contundente, por variables asociadas a la importancia que se le da a la reputación social.
En ese sentido, los profesores plantean que parece ser más importante el efecto de la reputación que el de la vigilancia, que termina siendo un proceso que solo de una manera accidental se vinculan a este tipo de comportamientos.
En su premisa, exponen que, “la reputación requiere de un grupo social fuerte y funcional: solo en un grupo social en el que las personas ven a los demás como iguales, se preocupan por lo que tales iguales piensan de ellos y están motivados a maximizar las interacciones con ellos y ellas, la reputación podría funcionar como un mecanismo para promover la prosocialidad y la honestidad”.
Y concluyeron que, las sociedades contemporáneas podrían encontrar una mayor utilidad para desarrollar este tipo de grupos sociales, en los cuales la reputación puede ser un mecanismo funcional, en vez de invertir en el desarrollo de sistemas óptimos de vigilancia.
