Ergonomía en tiempos de pandemia y postpandemia

Ergonomía en tiempos de pandemia y postpandemia

Si bien la disciplina de la Ergonomía no ha sufrido modificaciones debido a la pandemia, las personas y las organizaciones sí han tomado mayor conciencia en cuanto a su importancia, es más, los especialistas afirman que, desde hacía un buen tiempo, los retos se avecinaban. 

 

Con la situación mundial generada por la Covid-19 se generaron nuevas medidas y protocolos para generar las condiciones adecuadas de trabajo para garantizar la salud de sus trabajadores, sin embargo, en un inicio, al enfrentarse ante un ´enemigo´ desconocido fue una tarea difícil. Se generó incertidumbre, desconfianza y mucho temor, lo que irremediablemente afectó a todas las esferas de los entornos de trabajo. 

 

“La capacidad de resiliencia del ser humano es sorprendente… La habilidad de aprender nuevas herramientas digitales que facilitan la correcta comunicación y desarrollo de actividades que antes se hacían presencialmente, se adoptaron y se apropiaron rápidamente. El impacto se convierte en negativo cuando las condiciones en que se realizan dichas actividades son inadecuadas y empiezan a tener repercusiones negativas sobre la salud de las personas”, dice Beatriz Tsukamoto, coordinadora de Ergonomía y Factores Humanos de la Facultad de Creación y Comunicación y docente de la Especialización de Ergonomía de la Universidad El Bosque.

 

Los entornos laborales del momento

El Programa de la Especialización en Ergonomía de la Universidad El Bosque, recientemente, realizó un ajuste en su plan de estudios, pensando en los retos futuros que tiene la disciplina con el creciente avance de las tecnologías y con base en las constantes transformaciones de la industria y la sociedad. De ese modo, se incluyeron temas de innovación y diseño centrado en el ser humano en el programa. La idea era direccionar la Ergonomía como estrategia de promoción y fomento de procesos de innovación. La Especialización, en la actualidad, también incluye y profundiza conceptos de la ergonomía digital, las diferentes interacciones generadas a partir de las nuevas tecnologías que cambian las actividades del ser humano y los entornos donde se realizan, así como la industria 4.0 los transforma. “La nueva realidad ha generado mayor conciencia en las personas en cuanto a su salud postural y mental para que no afecte su calidad de vida. Pero también ha propiciado que las interacciones en el sistema ergonómico se den de manera apropiada”, añade Beatriz Tsukamoto.

 

Se cree que la pandemia ha afectado disciplinas como esta, pero en el caso de la Ergonomía, el cambio que sugiere la pandemia y la postpandemia no es algo de esta época, pues esta transformación se veía venir desde tiempo atrás.

 

A comienzos de los años 70, se empezó a hablar del teletrabajo en Estados Unidos. Esto, como una forma de búsqueda de la sostenibilidad (menor consumo de combustible, menor contaminación y menor tiempo para transportarse), pero en aquel entonces, la tecnología era insuficiente. Con la llegada del Internet, en los años 90, todo cambió. El rápido avance de los computadores personales y el acceso a la conexión hizo que el teletrabajo empezara a ser una posibilidad. Incluso, muchas empresas, conscientes de los beneficios, empezaron a promoverlo. Personas que laboraban de forma independiente encontraron la manera de combinar, de forma balanceada, su vida personal y laboral, trabajando desde sus casas. 

 

Así mismo, los avances tecnológicos y la evolución en las telecomunicaciones han propiciado y facilitado el trabajo desde el hogar, tanto así que han sido muchas las personas independientes, quienes, desde hace algunos años, encontraron la forma de organizar sus oficinas, destinando y transformando un espacio adecuado en su vivienda para trabajar.

 

Los principales cambios generados que deja esta pandemia es que se dio ese gran paso, aunque de manera forzada, al mundo del teletrabajo, trabajo remoto, telestudio, confirmando que sí se puede lograr. 

 

Según Beatriz Tsukamoto, “el problema” estuvo en que la crisis generada por la Covid-19 obligó de forma inesperada a que convirtiéramos espacios dentro de nuestras viviendas en espacios de trabajo y estudio.

“Al comienzo todos pensamos que sería por un breve lapso y muchos adecuaron de forma improvista espacios dentro de sus viviendas, como oficinas y aulas de clase, pero no siempre de forma adecuada” 

 

Algunas personas con el poder adquisitivo, al visualizar que la situación duraría mayor tiempo de lo proyectado, realizaron inversiones para adecuar sus propios espacios de trabajo y estudio. Pero, lamentablemente, muchos tuvieron que soportar de manera incómoda y nada saludable, más de un año, las largas jornadas de estudio y trabajo, generando conciencia sobre la importancia de tener un adecuado diseño en los espacios y contar con la tecnología y dispositivos apropiados. A pesar de las innumerables desventajas que nos ha traído la pandemia, se puede decir que en este sentido hay algunos aspectos positivos, como ahorro de tiempo y dinero que genera el transporte, la reducción de gastos destinados a la alimentación fuera del hogar, mejor alimentación en casa, mayor interacción y participación en la vida familiar. 

 

“Los límites difusos entre la vida personal y la laboral, sumado a otras variables, generaron el aumento de la carga mental y emocional en las personas. Entendimos que para desempeñar de mejor manera y eficientemente nuestras actividades, debíamos mejorar la velocidad del internet, invertir en mejores equipos, y principalmente, buscar una mejor organización de las tareas y los tiempos para no generar conflictos entre las actividades laborales y las personales. Muchas empresas e instituciones conscientes de la situación, facilitaron a sus trabajadores el envío de elementos (sillas, mesas y elementos tecnológicos de telecomunicaciones) para ofrecerles las condiciones idóneas. Algunas también brindaron cursos de capacitación para el manejo de herramientas digitales y técnicas virtuales de trabajo, con el fin de romper las barreras de la distancia. Se prestó mayor atención a la salud física, mental y emocional de los trabajadores y hubo avances en la generación del proyecto de ley del trabajo en casa, por parte del Ministerio de Trabajo, una iniciativa que regula el derecho a la conexión laboral y al uso de elementos adecuados para las labores y, que permitirá un aporte en el proceso de garantizar la salud física y mental de los trabajadores”, enfatiza Beatriz Tsukamoto.

Ambientes de trabajo en el futuro 

En este contexto, los avances tecnológicos son los grandes aliados en la trasformación de los entornos laborales, pues facilitan y agilizan muchos procesos de forma eficiente. 

 

A largo plazo, los especialistas creen que no habrá límites.  La conectividad, a través de internet permitirá la ubicuidad de cada actividad, romperá las barreras del tiempo y espacio, y además, posibilitará el acceso a nuevos entornos laborales. Se extenderá el trabajo con equipos multidisciplinares e interdisciplinarios a nivel internacional, sin barreras. 

 

“La Ergonomía siempre tendrá nuevos retos y desafíos, porque va de la mano con los avances tecnológicos, la disciplina estará en constante evolución.  En especial, la ergonomía cognitiva será la que mayores retos tendrá. Los aspectos emocionales y factores intrínsecos no visibles, pero latentes del ser humano que afectan sus actividades, serán el foco de la ergonomía para garantizar la salud y el bienestar de las personas”, finaliza Tsukamoto.  

 

Internet, en los años 90, todo cambió. El rápido avance en los computadores personales y el acceso de conexión hizo que el teletrabajo empezara a ser una posibilidad. Incluso, muchas empresas, conscientes de los beneficios, empezaron a promoverlo. Personas que laboran de forma independiente encontraron la posibilidad de combinar de forma balanceada su vida personal y laboral, trabajando desde sus casas. 

 

Los avances tecnológicos y en las telecomunicaciones han propiciado y facilitado el trabajo desde nuestros hogares. Personas independientes que encontraron la forma de organizar sus oficinas, destinando y transformando un espacio en sus viviendas para trabajar. 

 

Los principales cambios generados que deja esta pandemia es que dimos ese gran paso esperado, pero de manera forzada al mundo del teletrabajo (Home office), telestudio (home study), confirmando que se puede lograr. 

 

“El problema” estuvo en que la crisis generada por el CoVid-19 obligó de forma inesperada a que convirtiéramos espacios dentro de nuestras viviendas en espacios de trabajo y estudio. 

 

Al comienzo todos pensamos que sería por un breve lapso de tiempo y muchos adecuaron de forma improvista espacios dentro de sus viviendas como oficinas y aulas de clase, pero no siempre de forma adecuada… 

 

Algunas personas con el poder adquisitivo al visualizar que la situación duraría mayor tiempo de lo proyectado, realizaron inversiones para adecuar sus propios espacios de trabajo y estudio. Pero lamentablemente muchos han tenido que soportar de manera incómoda y no saludable más de un año las largas jornadas de estudio y trabajo, generando conciencia sobre la importancia sobre un adecuado diseño de los espacios. A pesar de las innumerables desventajas que nos ha traído la pandemia.. hay algunos aspectos positivos como ahorro de tiempo y dinero en el transporte, reducción de gastos destinados a la alimentación, mejor alimentación en casa. Mayor interacción y participación en la vida familiar. 

 

Los límites difusos entre la vida personal y la laboral, sumado a otras variables, generaron el aumento de la carga mental y emocional en las personas. 

 

Entendimos que para desempeñar de mejor manera nuestras actividades, debíamos mejorar la velocidad del internet, invertir en mejores equipos, y principalmente en buscar una mejor organización de las tareas y los tiempos para no generar conflictos entre las actividades laborales con las personales.

SÍGANOS EN NUESTRAS REDES SOCIALES