¿Por qué las mujeres están más preparadas que los hombres?
Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en uno de sus informes sobre los derechos de las mujeres resaltó que, en Colombia, ellas tienen la tasa más alta de educación en comparación con los hombres.
Así lo confirman las cifras que maneja el Ministerio de Educación que muestran que el 54,5 % de las matrículas del 2019 fueron realizadas por las mujeres. Incluso, se ha visto un aumento en estas estadísticas. Por ejemplo, en 2009 representaban el 51,68 % y hasta el día de hoy, ascendió casi 3 puntos porcentuales.
Del total de tituladas en el período 2009-2017, el 30,5 % lo hizo en carreras relacionadas con la salud y servicio social, mientras que, entre los hombres titulados, el mayor porcentaje (31,5%) lo hizo en carreras relacionadas con la ingeniería.
Sin embargo, las mujeres, a pesar de tener una buena educación, aún enfrentan importantes dificultades de acceso al empleo, y cuando entran en el mercado laboral, se afrontan a diferencias salariales significativas y trabajan en los altos niveles de informalidad.
Según Mariana Vásquez Cortés, coordinadora del Centro de Género e Inclusión de la Universidad El Bosque, las barreras que tienen las jóvenes está amarrado directamente a la capacidad de pagar la educación superior, puesto que sigue siendo costosa y su dedicación es de tiempo completo. En general, hay muy pocos programas que le permite a los jóvenes estudiar y trabajar al mismo tiempo y esto implica un sacrificio a nivel familiar para poder llegar a ese lugar ideal de la educación superior.
En este tema, también las instituciones de educación superior están trabajando para que haya equidad en el acceso a la educación y al empleo, al ofrecerles a las mujeres capacitación de calidad.
“Las universidades están determinando lineamientos, políticas y protocolos, para la equidad de género, con el fin de disminuir los niveles de violencia, al interior de los campos, pero también para promover acciones que propendan por una sociedad más equitativa y más justa que preparé, tanto mujeres como hombres, para unos espacios laborales, donde puedan desarrollarse con equidad y su condición de género no sea determinante en la eficiencia y el salario, que es lo que más aqueja al desarrollo de la vida profesional de las mujeres”, explica Vásquez.
De hecho, para tener oportunidades laborales, las mujeres deben estudiar más para obtener mejores oportunidades y así, escalar posiciones, mientras que un hombre con menos estudios puede acceder al mismo cargo.
“En este caso, vemos que, para que una mujer pueda obtener un cargo de liderazgo debe tener más estudios, para poder acreditarse en ese lugar y es ahí donde habría que hacer una revisión. Es más costoso para una mujer acceder a una gerencia que para un hombre, debido a que deberá acreditar un montón de cartones que el hombre en realidad no necesita. Este fenómeno sucede porque se percibe a las mujeres como más débiles y se cree menos en su capacidad de liderazgo”, asegura Vásquez.
No obstante, podemos ver que las mujeres quieren emprender, pero es un factor más, por no poder acceder a un empleo digno.
Según la coordinadora del Centro de Género e Inclusión de la Universidad El Bosque, el boom de mujeres emprendedoras se debe a que se cansaron de escalar posiciones. Esto tiene que ver con un montón de imposiciones sociales de cómo debe ser el hacer de una mujer y cómo dividir su vida. Por ejemplo, ser una mujer 10, una mujer bella, perfecta, supermodelo con un cuerpo específico, se debe a que son percibidas como más débiles. Y se cree menos en su capacidad de liderazgo. Eso hace que ellas comiencen un emprendimiento o se rebusquen.
No obstante, estar bien preparadas las ha hecho ser más visibles, no solo en Colombia, sino también en el mundo y un ejemplo de ello son las mujeres que están realizando un buen trabajo en la Nasa y las científicas que han aportado al mundo soluciones en la ciencia, salud y la tecnología.