La industrial musical encuentra su partitura para enfrentar el coronavirus

La industrial musical encuentra su partitura para enfrentar el coronavirus

Según el Foro Económico Mundial, la industria musical del mundo tiene un valor de más de $50 mil millones de dólares, con dos importantes fuentes de ingresos. La primera, la música en vivo, la cual representa más del 50 % de los ingresos totales y se deriva principalmente de la venta de entradas para conciertos.

 

Y la segunda, la música grabada, que combina los ingresos por streaming, las descargas digitales, las ventas físicas y los ingresos por sincronización (licencias de música para películas, juegos, televisión y publicidad). Hoy, este ítem está cerca de las cifras por piratería de la industria, gracias a las transmisiones por secuencias, tanto por los sellos discográficos, como por los consumidores. El streaming ahora representa casi la mitad de los ingresos por música grabada.

 

A raíz de la pandemia, las ventas físicas, que representan una cuarta parte de los ingresos por música grabada, se redujeron un tercio y las ventas digitales cayeron alrededor del 11 %. Esto se alinea con las caídas generales de las demás industrias.

 

Colombia no escapa de esta tormenta originada por la crisis sanitaria, pues los artistas y la industria de la música han recibido un fuerte golpe. Algunos, se han reinventado con éxito y otros aún se encuentran en el punto de partida.

 

Según Eduardo Díaz, coordinador del énfasis de Producción de la Facultad de Creación y Comunicación de la Universidad El Bosque, con o sin pandemia, hoy hay una parte importante de músicos emergentes e incluso establecidos (y demás relacionados con el gremio) buscando replicar o repetir modelos obsoletos y poco eficientes, desconociendo las diversas implicaciones económicas, tecnológicas, sociales, políticas y financieras de su oficio en los ámbitos artísticos, culturales o industriales.

 

“Las recetas o fórmulas mágicas no existen dentro del sector artístico, cultural o dentro de la industria musical; nunca han existido y tampoco existirán”, dice Díaz.

Un ejemplo de lo anterior es una publicación en Facebook sobre varios medicamentos que afirmaba que servían para tratar el coronavirus, así como comentarios de dosis de medicinas que aseguraban la desaparición de la Covid-19, los cuales fueron compartidos miles de veces en esa red.

 

Sin embargo, para lograr trabajos de calidad, el gremio musical debería empezar por contestarse las siguientes preguntas: ¿quién consume sus productos, servicios o experiencias?, ¿cuál es su perfil, ¿qué desea, qué problemas tiene?, ¿cómo lo hago?, ¿cómo construyo un sistema u organización productiva?, ¿cuánto me cuesta, voy a quebrar mi cuenta bancaria, voy a perder reputación?, ¿cómo conseguir financiación? ¿qué obtengo a nivel personal, relacional, financiero?, ¿cuál es mi propuesta de valor?, ¿qué hago diferente a los demás?, ¿cuál es el valor agregado de lo que hago? Más allá de hacer buena música, ¿por qué me debo ganar la convocatoria estatal?, ¿por qué alguien se interesaría en escucharme por streaming, comprarme un disco, o ver mi show online o presencial, o comprar mis camisetas o usarme como imagen de su próximo lanzamiento de producto?

 

Esas preguntas y tal vez otras más que tenga se podrán responder con trabajo e investigación para llegar a tener una buena estrategia. “Todos los actores de la industria musical como músicos, interpretes, arreglistas, compositores, empresas de producción, ingenieros, al igual que aquellos involucrados en la gestión, puesta en marcha, circulación y diseminación como parte del eslabón final de los sistemas, deberían buscar espacios de formación, en donde aprendan a desarrollar competencias complementarias que les permitan idear, diseñar, medir, aprender, escalar, producir, proyectar, gestionar y circular modelos de negocio o de generación de valor sostenibles, desde la creación, desde la música”, asegura Díaz.

 

Por lo tanto, es importante que los actores de esta industria encuentren la manera de capacitarse para afrontar estos nuevos retos. Incluso, en Colombia hay muchas opciones que ofrecen este tipo de educación para aquellos artistas que ven en la creatividad una fuente de transformación, productividad y movilidad social, como las opciones de formación profesional ofrecidas por la Facultad de Creación y Comunicación de la Universidad El Bosque. Las oportunidades están a la mano, solo hay que tomarlas.

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