Los efectos del distanciamiento social en la salud mental comunitaria

Los efectos del distanciamiento social en la salud mental comunitaria

En Colombia se han implementado medidas estrictas para impedir la transmisión viral de la Covid-19. Los beneficios han sido obvios en lo que tiene que ver con una propagación más lenta de la infección y reducción del peligro de saturación en los hospitales del país. Sin embargo, estos protocolos no están exentos a factores de riesgo de la salud mental y emocional, como sucede con el distanciamiento social.

 

Según Olga Díaz Usme, directora de la Maestría de Salud Mental Comunitaria de la Facultad de Enfermería de la Universidad El Bosque y psicóloga con Maestría en Educación, se debe primero tener claridad sobre qué es el distanciamiento social. “Esta es una medida que sirve para evitar que las personas tengan contacto directo, para ralentizar la propagación de una enfermedad o una plaga”, explica. Sin embargo, evadir las relaciones interpersonales será uno de los retos más difíciles para los colombianos y los latinos en general, debido a que se caracterizan por ser personas muy extrovertidas.

 

“Lograr ese distanciamiento será difícil.  La distancia física o zona privada para los latinos no es tan estricta como la de los europeos y estadounidenses. No estamos acostumbrados a caminar, por ejemplo a dos metros de alguien que está al frente o no le vemos problema compartir un bocado de lo que se está comiendo con el amigo o la novia. Incluso, la cotidianidad diaria hace que esto nos lo impida, como sucede en el transporte público. Todos viajan apretados”, añade Díaz.

De hecho, estas medidas van hacer que las personas comiencen a ser más rigurosas con los visitantes que llegan a su casa. “El pedirles que se quiten los zapatos, se laven las manos y mantengan la mascarilla mientras están en la casa, hará que nos genere malestar y culpa, debido a que habrá sentimientos de que estamos excluyéndolos y distanciándolos. Por lo anterior, es importante que los medios de comunicación ayuden a educar a las personas en cuanto el distanciamiento social no quiere decir que “no te reconozca o yo no te vea”, asegura la Directora de la Maestría de Salud Mental Comunitaria.

 

Otra consecuencia del distanciamiento social tiene que ver con la exclusión. Olga Díaz Usme asegura que esto infortunadamente se está viendo con el personal de salud. Muchas personas los ven como un riesgo. Los amenazan o se retiran de los establecimientos cuando ellos llegan. Incluso puede suceder con individuos que vivan en sectores en donde los contagios tengan cifras altas. Entonces manejar ese tipo de cosas va a ser un reto grande para los medios, el sistema de salud  y para cada uno como ser humano.

 

La ansiedad y la depresión son sentimientos que se pueden generar por el aislamiento total de su grupo social o de su entorno más próximo que se tenía antes de la pandemia. “Incluso, es muy probable que se genere mayor alejamiento entre las personas. También es posible que perdamos algunas prácticas sociales como los eventos grupales, por lo que es importante que la interacción se medie muchísimo más por las plataformas virtuales y así tratar de vencer estas emociones”, afirma la psicóloga.

El panorama para los adultos mayores no es el mejor, debido a que se le suma más presión al suprimirle aún más sus actividades. “El adulto mayor que ya estaba excluido de muchas otras actividades de la cotidianeidad, ahora, con estas medidas está quedando aún más expuesto a la pérdida de su rol personal dentro de los núcleos familiares. Considero que con ellos se debe hacer un trabajo especial en sensibilizarlos acerca de cómo podemos cuidarlos, sin necesidad de tenerlos aislados. Es muy importante, debido a que ellos se encuentran en una etapa de su desarrollo en la que realizan un inventario de lo que fue su vida, identificando logros y de pronto aquellas cosas que se quedaron por hacer. Con el distanciamiento estamos atentando contra esa posibilidad de reconocimiento y eso podría afectarles su salud mental. La consigna será brindarles muchos cuidados”.

 

Los niños en este caso son más adaptables, sin embargo la falta de juegos al aire libre, el estrés prolongado, el aburrimiento y el aislamiento social, según una encuesta realizada por el Save the Children, uno de cada cuatro niños podrían sufrir ansiedad. Por ello, es necesario que “las familias y los profesores mantengan la estructura y la rutina de los pequeños, para tenerlos involucrados en las actividades de juego y aprendizaje”, destaca la organización.

 

En ese orden de ideas, mantenerse alejado de otras personas será difícil, pero por solidaridad hacia nuestros seres queridos y nuestras comunidades debemos hacerlo. Quedarnos en casa y evitar el contacto nos protege y protege a las personas a quienes amamos.

 

Rescatemos lo positivo del distanciamiento

 

  • Vamos a reconocer y fortalecer nuestros núcleos primarios.
  • Se va estrechar más la confianza entre los familiares.
  • Se va a dedicar más tiempo a la familia.
  • Se ve un fortalecimiento de la solidaridad y confianza. La parte humanitaria se ve reflejada en las redes solidarias.
  • Las plataformas virtuales han unido a las familias.
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