La lengua de señas, un idioma que se fortalece

La lengua de señas, un idioma que se fortalece

Tal vez ha visto la lengua de señas en cada sesión informativa de Covid-19 del presidente o en algunos noticieros a nivel nacional. Es posible que no le preste atención, a menos que lo necesite, pero los intérpretes de lengua de señas –las personas que aparecen al lado inferior de la pantalla de televisión- están trabajando arduamente para asegurarse de que todos obtengan la información vital que necesitan.

 

Según el Dane, la comunidad sorda que agrupa a unas 554.199 personas en Colombia, depende de intérpretes de lengua de señas para comprender lo que sucede durante la crisis sanitaria, debido a que para ellos también es importante entender lo que está sucediendo y conocer todo sobre el distanciamiento social y las medidas de bioseguridad.

 

Es un derecho que tienen desde la creación de la Ley Estatutaria 1618 de 2013, la cual establece el derecho a  la información y comunicación de las personas sordas, a través de intérpretes de la lengua de señas.

 

Según Edson Rodríguez, director del programa Intérprete Profesional de la Lengua de Señas Colombiana del Departamento de Humanidades de la Universidad El Bosque, en el contexto educativo, el Ministerio de Educación Nacional y su política de educación, a través de las secretarías de educación departamentales y municipales, establece que las instituciones deben contar con intérpretes de lengua de señas colombiana, con modelos lingüísticos y profesores de apoyo para brindar el acceso a la información a esta población.

La lengua de señas es una forma de comunicación, y es tan importante como aprender español, francés o cualquier otro idioma. Tener conocimientos en lengua de señas mejorará aún más este impulso hacia el logro de la inclusión completa, pero ¿qué pasa en nuestro cerebro cuando aprendemos una segunda lengua como esta?

 

“La pregunta nos remite directamente a la relación lenguaje y pensamiento. ¿Es posible pensar sin palabras o imágenes? Cada uno de nosotros tiene una voz propia en la cabeza. Qué pasa en el cerebro de un sordo, cómo construyen sus ideas y conceptos. Por supuesto, aprender una lengua es establecer relaciones. Las relaciones neuronales no son una cuestión solamente de la sinapsis, tiene que ver con relaciones sociales, con cultura, con perspectiva del mundo. Cada lengua significa entender el mundo desde los ojos del otro. Las lenguas de señas, en este caso, son locales, nos implica unas relaciones visogestuales, no solamente oral auditiva como el inglés o el italiano. Cada uno de nuestros gestos y movimientos se transforman en elementos significantes. Por supuesto, la conciencia que adquirimos de nuestro propio cuerpo se transforma”, explica Rodríguez.

 

Sin embargo, con los esfuerzos que se están realizando para que la información llegue a toda la población, a pesar de su discapacidad, el número de intérpretes no llega a suplir las necesidades de las personas que necesitan de esta lengua.

 

“Es importante diferenciar lenguaje de lengua. El lenguaje es una facultad innata que nos permite abstraer, conceptualizar y comunicar el mundo que nos rodea. La lengua es un sistema de códigos, como el español, el italiano y por supuesto, el de señas. La lengua siempre está conectada con la cultura, es como si fuera la piel de esta misma y todo lo que pasa en la cultura, de inmediato se refleja en la lengua. Aprender la lengua de señas colombiana y formarnos en el campo de los estudios sordos, no solamente nos permitirá ser mediadores comunicativos que le faciliten el acceso a la comunicación e información de las personas sordas, sino que nos permitirá entrar a un universo simbólico que, hasta ahora, para la mayoría de los colombianos, no es conocida. Cada año crece el número de personas sordas y de las más de 500 mil personas que tienen esta discapacidad, solo hay aproximadamente 400 personas que son intérpretes. Eso quiere decir que la necesidad sigue creciendo. Por lo tanto, se hace fundamental y prioritario que muchas personas se formen con una especialización como esta para que los sordos tengan acceso a la información de calidad”, acota Rodríguez.

 

En este orden de ideas, se podría decir que aprender la habilidad del lenguaje de señas también puede mostrar a la comunidad sorda que está siendo incluida, que tiene el mismo acceso a la comunicación con el resto del mundo, y que sus pensamientos y opiniones nunca deben ser silenciadas o ignoradas. Todos merecen ser informados, sin importar las circunstancias.

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